Antoine Sartre muere atropellado en la estación de metro de Denfert Rochereau en París. La policía francesa concluye de forma apresurado que ha sido un suicidio. Lejos están de imaginar que este hecho luctuoso está relacionado de forma directa con la colisión del Alejandría y el Mesana en aguas del estrecho de Gibraltar unos meses atrás.

Jacinto Reyes, perito especializado en accidentes marítimos, cincuentón, bebedor, recién divorciado y un tanto escéptico con lo que le pueda deparar la vida, es enviado para tasar los desperfectos producidos en el Mesana. Lo que parecía a priori una investigación rutinaria se complica de manera espectacular por la aparición de una red mafiosa que intentará ocultar un secreto que atesora uno de los barcos implicados. Sin embargo no va ser éste su mayor reto porque en ese viaje, en el que regresa a la ciudad en la que pasó su juventud, tendrá que enfrentarse a una mujer a la que conoce demasiado bien, Alicia.

Vistas de página en total

jueves, 19 de noviembre de 2009

A MODO DE INICIO

Esta es la primera entrada de este blog. En realidad no sé porqué lo he iniciado, me lo he preguntado en más de una ocasión y es posible que la respuesta esté en el hecho de que me encuentro en un periodo de espera. He terminado hace unos dos meses una novela, mi primera novela, espero que no sea la última, y como muchos de vosotros he mandado una sinopsis y un capítulo a la agencia de Sandra Bruna. Han pasado dos semanas y aún no me han contestado, supongo que es lo normal, sin embargo una sensación creciente de incertidumbre se va apoderando de mí con cada día que va cayendo del calendario. Es posible que mañana cuando abra mi correo me encuentre con las puertas cerradas. Lo he imaginado muchas veces: debo estar preparado para lo peor, para la negativa, pero creo que por más que me lo repita siempre hay esperanza, y si hay esperanza al final habrá dolor. Incluso he establecido, por conclusiones sacadas de fracasos anteriores en otros ámbitos, una clara sintomatología que se repite machaconamente. El dolor no llega de inmediato, tarda unas horas en apoderarse de ti impidiéndote pensar y analizar el hecho con objetividad. Después viene el abandono de uno mismo, el desinterés por todo. Por fortuna en cuestión de un par de días me voy sintiendo mejor hasta que de nuevo vuelvo a ser el que era.
En estas notas pretendo contaros mi experiencia en busca primero de agencia y luego de editor. Espero que mis vaivenes en este mundillo sirvan de ayuda y de consuelo a muchos que estén en la misma situación. No dispongo de demasiado tiempo así que lo dejaremos aquí. Continuaré otro día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario