Antoine Sartre muere atropellado en la estación de metro de Denfert Rochereau en París. La policía francesa concluye de forma apresurado que ha sido un suicidio. Lejos están de imaginar que este hecho luctuoso está relacionado de forma directa con la colisión del Alejandría y el Mesana en aguas del estrecho de Gibraltar unos meses atrás.

Jacinto Reyes, perito especializado en accidentes marítimos, cincuentón, bebedor, recién divorciado y un tanto escéptico con lo que le pueda deparar la vida, es enviado para tasar los desperfectos producidos en el Mesana. Lo que parecía a priori una investigación rutinaria se complica de manera espectacular por la aparición de una red mafiosa que intentará ocultar un secreto que atesora uno de los barcos implicados. Sin embargo no va ser éste su mayor reto porque en ese viaje, en el que regresa a la ciudad en la que pasó su juventud, tendrá que enfrentarse a una mujer a la que conoce demasiado bien, Alicia.

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lunes, 11 de abril de 2011

Árboles

Esta tarde paseaba por una plaza cercana a mi casa repleta de árboles centenarios surcados por ríos  caudalosos de savia. Gigantes que se alimentan de agua extraída de la tierra y sol, dieta sana quizás por eso disfrutan de buena salud. El más pequeño es un naranjo en donde la flor de azahar ya ha germinado. Le espera nueve meses de parto hasta que madure el fruto, pero un árbol es la negación de las prisas y del movimiento No hay dolor en ellos, como contrapartida ni alegrías ni amor y sin embargo nos dan sombra en verano,  madera en invierno y oxígeno para seguir envejeciendo, eso sí, sin su dignidad.

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